Llamados por su nombre
Alfa y Omega nº 919, 5 de marzo de 2015
«Qué alegría produce al ser humano que le llamen por su nombre. Es reconocer su dignidad». Lo dijo monseñor Carlos Osoro al recordar un encuentro con una joven rumana que pedía a la puerta de un templo. Cuando él le preguntó su nombre, ella respondió: «Gracias. Nunca me habían preguntado cómo me llamo».
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